En la vida puede darse la situación de que alguien nos llene la copa de vino con las más variopintas intenciones; para que simplemente nos deleitemos con su sabor, para arrancarnos una confesión, una promesa, para que bajemos la guardia y otras muchas que ahora no vienen al caso.
Dado que un servidor es muy ingenuo en este campo y sólo sabe explicar la vida desde el punto de vista de las letras, lo único que pude declarar es que en sus citas, cuando llena una copa de vino, puede estar haciendo dos cosas.
Pongámonos en situación y pensemos en los lujosos restaurante que el que escribe estas líneas suele frecuentar siempre en buena compañía, naturalmente no desvelaremos los nombres de los locales ni de las personas acompañantes para preservar su intimidad, pues aquí lo importante es el aspecto gramatical.
En un momento de la cena, un servidor tendrá que decidir si la persona acompañante merece una segunda cita; entonces, señalando para una de sus copas vacías, le dirá: «lleno la copa de vino».
Las personas que tengan malos pensamientos darán por supuesto que estoy intentando debilitar las defensas de la otra persona, llevármela a mi apartamento y otras oscuras ideas que no quiero reproducir. Efectivamente mi intención es conseguir otra cita, pero para ello tendrá que demostrar sabiduría sintáctica.
Cuando decimos: lleno la copa de vino; desde el punto de vista sintáctico tiene esta secuencia puede tener un doble análisis:
1º Lleno la copa de vino.
Podemos considerar la copa de vino como CD, siendo de vino un complemento de copa. Como el sujeto es elíptico (yo), pasamos directamente al complemento directo:
CD (SN): la copa de vino.
Det (art): la
N (Sust): copa
CN (SP): de vino.
E (Prep): de
T (SN): vino.
¿Qué estamos haciendo en este caso?: echar un líquido (podría ser cualquiera) en una copa que está destinada a contener vino.
2º Lleno la copa de vino.
En este caso la copa sería CD y de vino, Suplemento o Complemento de régimen.
CD (SN): la copa
Det (Art): la
N (sust): copa
C. Reg. (SP): de vino
E (Prep): de
T (SN): vino
¿Qué estamos haciendo?: llenar una copa de cualquier tipo, con vino.
Es decir, que en el primer caso, podríamos decir con total tranquilidad: lleno la copa de vino de agua.
Si la persona quiere ganarse el corazón de el que escribe estas líneas y conseguir una segunda cita, tendrá que ser capaz de desvelar este enigma lingüístico.
ADVERTENCIA: la historia aquí contada es ficticia; un servidor no frecuenta restaurantes lujosos ni somete a sus acompañantes a un examen de sintaxis; cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Lo que sí es verdadero es el doble análisis sintáctico que puede tener esta secuencia.